jueves, 25 de marzo de 2010

Entre cuentos, historietas y libros

Mis lecturas fueron mostrandome el mundo, mas allá de mis experiencias cotidianas; Muchas horas habitadas por personajes que aparecían frente a mi insaciable curiosidad. Descubrí muy temprano a través de las historias escuchadas en casa que existía un mundo mágico que podía encontrar por mi misma en los libros. Mis primeros tesoros fueron los cuentos de hadas llenos de dibujos que sugerían un lobo en dos patas, una niña humilde convertida en princesa, un gato con botas, el marinero del país de las mil y una noches volando en un águila.
Cuando tenía alrededor de 6 años mi papá compró a plazos a un vendedor de libros "El tesoro de la juventud" Un par de tomos de Diccionarios Sopena y novelas históricas basadas en personajes hombres y mujeres que con su valor y sueños cambiaron la historia: Cleopatra, Berenice, George Sand, Napoleón, Atahualpa, Hernán Cortes, Bach. Mandó a hacer un mueble con lunas y allí fueron acomodados todos estos tesoros. En casa, de niña, solía huir de los encargos y mandados para ayudar en casa, pidiendo a mamá que me permitiera "arreglar la biblioteca", me sentaba en el piso y empezaba a sacar los libros, abriéndolos y enfrascándome en historias mágicas contenidas en los cuentos.
"El tesoro de la juventud" con sus secciones inolvidables:leyendas y cuentos, el libro de los porque,cosas que debemos saber, historia de américa latina, juegos y pasatiempos, entre otros, que devoraba con infinito placer. Mi mamá al pasar por la biblioteca se reía y me decía "que bien arreglas" y yo con una sonrisa le decía, estoy limpiando. Cuantas veces mi papá le decía que me dejé, que estaba leyendo y estaba muy bien.
Debo mencionar que estos libros de colección junto con regalos que recibi por cumpleaños como, cuentos escogidos, las mil y una noche conformaban un mundo lleno de fantasía e historias inagotables, a veces tan real como el tangible. Como olvidar sentirme trasladada a épocas que vivía como las mías, personajes que acompañaba en sus dialogos con mis veloces pensamientos.
Era mi ingreso a un mundo, tan cercano como el cotidiano. Leía cada vez que podía, muchas amistades de la niñez y la adolescencia se forjaron intercambiando libros. Mi papá además era aficcionado a los "chistes", tenía su colección de historietas, por ellas me introduje en el mundo de Sandokan, El Santo, Tarzán, Superman, Archie, Porky, el Conejo Bugs, Hermelinda, Viruta y Capulina, etc.
Releí muchas veces en esa época Genoveva de Brabante, las tradiciones peruanas, los comentarios reales, ollantay, libros que pedí a mis padres que compraran de los libros populares que se empezaron a imprimir a inicios de los 70s. Formaban parte de mis lecturas también las historias de la biblia, ilustradas para niños, historias de santos y santas así como mártires de la iglesia sintienóme llena de misticismo inspirada en lecturas recomendas o distribuidas por las religiosas salesianas con las que estudiaba.
Mi hermano Alfonso a los 11 aproximadamente inició su coleccion de Billiken y Anteojito, cuyos ejemplares cuidaba con esmero. Recuerdo que enfermé de tifoidea y me aislaron en casa y él me tenía prohibido acercarme con mis virus a sus preciadas revistas, yo esperaba el momento que todos salieran, iba a su escondite y leía con emoción estas revistas. Venían de Argentina y semana a semana cumplidamente acudía a comprar el siguiente número.
El virus de la lectura y mi curiosidad por los mundos narrados en las historias hicieron que leyera de cabo a rabo revistas con historias, cuentos y novelas que formaban parte de la colección de mi mamá. La familia, Vanidades(Corin Tellado escribía una historia en cada ejemplar de la revista) Buenhogar, etc.
En primero de secundaria entró una chica nueva a mi clase del Colegio María Auxiliadora, simpatizamos y en la conversación hablamos de lecturas e historietas, en su casa tenía empastadas colecciones de historietas que me permitía mirar cuando salíamos del colegio. Al parecer su mamá era muy amante de la lectura y me fue prestando para leer (casi siempre en un piso deliciosamente frío de loseta) Bajo las Lilas, Mujercitas, Hombrecitos de Louise May Alcott, la cabaña del tío tom, entre muchos otros títulos.
A los 12 me mude a Lima y primero leí todas las novelas que habían en la biblioteca de mis abuelos croatas, recuerdo, Guenola, María, Vidas como las de Napoleón, Mozart , al terminar ocn este material empece a mirar con atención ediciones populares de libros policiales en los kioskos de períodicos, los cuales compré con mis propinas.
A los trece mi papá incremento nuestras colecciones con la Enciclopedia Cumbre, para mi hermano menor, yo escogi Los clasicos y mi hermano mayor escogió historia universal.
Fue extraordinario, leer las obras clásicas de teatro del siglo de oro español, Lope de Vega, Calderón de la Barca, leer la edición completa del Quijote de la mancha, todo shakespeare, Dante en la divina comedia, los Dialogos de Platón, cuentos rusos Gogol, Tolstoy.
Mi ya ambiciosa necesidad de más lecturas me llevo a los 14 a sacar mi carnet de la Biblioteca Nacional a la que iba todos los sábados antes que abrieran las puertas, esperaba el momento que abrieran e iniciaba junto con las dem´s una carrera subiendo los escalones de marmol de la biblioteca nacional de 2 en 2. Leer a mi curiosidad, sobre lo que quería saber era todo lo que me motivaba.
Fue interesante entonces descubrir que en el centro de Lima existían los libros de segunda mano, en los cuales podías descubrir joyas clásicas a muy buenos precios, con mis propinas y modestamente fui adquiriendo mis libros, los autores que mas llamaban mi atención en esa época eran los peruanos y sudamericanos de los que había leído poco. Arguedas, Alegría, Scorza, Clorinda Matto de Turner, Adán, Euguren, Flora Tristán, Vargas Llosa, Cortazár, Borges, Lopéz Albújar. Leer estos autores peruanos y también a Mariateguí me fue sensibilizando sobre las injusticias sociales y raciales que tenían un origen histórico pero persisitían hasta el presente.
Balzac, Víctor Hugo, Ibsen,Stendhal, Hemmingway, fueron entrando en mi vida.
Cuando el 76 ingresé a la Universidad Católica tuve como muchos la sensación que aún me faltaba mucho para decir que tenía una buena base cultural, conocí y me enamoré de libros de Hesee como el lobo estepario, de Kafka como el proceso, de Cronin, como las llaves del reino, escuche hablar de Joyce, de Nietzche, de Sartre, de Simone de Beauvoir, de Camus, de Breton. La biblioteca de letras era fundamental, leí hasta convertirme en una gran admiradora de Bryce y empece a leer más poesía a Vallejo, a Neruda, Oquendo, Valera y a escribirla, llevando a las letras todas las inquietudes propias del despertar a la vida adulta y ser consciente que tenía que encontrar mi lugar en el mundo (difícil trance)
Mi trayectoria por el club el bosque paso por algo de psicina, algo de caminatas y visita a la biblioteca del club donde empece a leer libros que fueron la base de las películas como "El Padrino".
Amistades de toda la vida se entroncaron por el amor compartido a los libros, por intercambios de libros, amores que implicaron horas de horas de dialogo sobre autores y personajes.
Hoy en la madurez de mi vida no puedo sino agradecer a vivos y muertos, autores que me han brindado tanto. Muchos afanes en la vida, momentos difíciles, decepciones y decisiones valientes han sido inspirados por esas obras leídas con atención y gratitud.
El haber visitado hace unos días la casa de la Literatura Peruana, inaugurada hace muy poco en la Estación Desamparados con un Homenaje merecido a Ciro Alegría me ha emocionado muchisímo, un lugar maravilloso, donde uno puede leer a su gusto y necesidad sin mediar un pago me parece como a Borges que se asemeja al paraíso.

2 comentarios:

  1. Conozco de tu amor por los libros y el conocimiento en general, no conocía el detalle de tu romance con la lectura. Debe ser por eso que así como amas el conocimiento amas la libertad, eres una chica consecuente. Un abrazo amiga, sigue adelante.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a la amistad con tortuga curiosa,quien contaba con una nutrida y selecta biblioteca, a su generosidad y a la confianza de la familia, leì muchos libros de Kafka, de Cronin y otros que compartìamos con verdadera aficciòn, que llevadera y permanente es una relaciòn en la que se comparte tanto (cada libro es una aventura y cada autor un nuevo interlocutor que termina siendo nuestra ìntimo)Interesante como con cada libro uno ingresa en las vidas de los personajes como si fueran nuestros entrañables y aùn podemos sentir que algo de nosotras està presentado con nuestra complicidad por el autor)

    ResponderEliminar