martes, 3 de julio de 2012

Hijos de padres con problemas psicòlogicos

Se habla mucho de la responsabilidad de los padres en la salud mental de los hijos, se refexiona menos sobre las familias en que los padres presentan diversos trastornos como: depresión, ansiedad, adicciones, esquizofrenia, trastorno bipolar.

Las experiencias tempranas y las interacciones en la familia son fundamentales en el desarrollo de recursos de salud como también son fuentes de problemas que inciden en nuestro estado emocional como en la forma que nos relacionamos con los demás.

Recuerdo el caso de una jovencita de 16 años( la llamremos R)  que llega a consulta con una serie de síntomas que la tía con quien vivía había podido observar y le parecieron signos de una perturbación emocional.

Presentaba "encopresis", es decir evitaba defecar y tomar agua y cuando no podía contener las bolitas de heces, las envolvía en la truza y la ocultaba con su ropa limpia, debajo de la cama o donde podía.

Al indagar con la tía nos contó que sus padres la tuvieron muy jovenes, eran amigos del barrio y cuando la mamá sale embarazada se va a vivir con el padre en la casa de él. Pronto son dejados solos en la casa, con la bebé y dos hermanitas menores.

El padre consumía alcohol hasta perder la conciencia, la jovencita recordaba muchas noches aún de invierno en que el papá las echaba de la casa cuando estaba alcoholizado. Los vecinos o la familia de la mamá los apoyaban, acogían, abrigaban y alimentaban. La relación de los padres con los problemas de alcohol del papá continuaron hasta que R. cumplio 12 años.

La madre se ilusionó con una nueva pareja y decidio huir con sus hijas pero consideraba que su hija mayor no podía venir con ella puesto que estaba grandecita y no le parecía conveniente que conviva con la nueva pareja.

R de 12 años se quedo con el papá quien seguía trabajando y tomando hasta perder la conciencia, la niña no tenía ni alimentos, ni control y pasaba mucho tiempo en casa de los vecinos, inicia una relación con un chico del barrio y se embaraza. Le avisaron a la mamá quien la acompaño a abortar.

Se la llevo con ella y su nueva pareja, cuando interon poner horarios o decir que no a alguno de los requerimientos, R no les reconocía ninguna autoridad ni a ella, quien veía como la madre que la había abandonado ni a la pareja,  no les otorgaba ningún crédito para decirle algo, nuevamente la jovencita se embarazo y fue acompañada a abortar.

La mamá le dijó que no podía seguir viviendo con ella y la volvió a enviar con el papá quien seguía consumiendo alcohol. R continuo estudiando y conoció a otro chico del barrio, a veces se le acercaba o a veces terminaba con ella. Era frecuente que esta jovencita le rogara que siguiera con ella y a pesar de sus desplantes no quería terminar la relación, tuvo un tercer embarazo y aborto..tenía 16 años.

Si pensamos en esta situación familiar, ella no tenía nadie ni padre ni madre que se hicieran cargo de orientarla, cada uno estaba con sus problemas y no podían ser ni un ejemplo ni soporte emocional.

Estamos ante dependencia, baja autoestima, dolor...la oportunidad de R estaba en el poder encontrar un soporte para reconstruirse...era indispensable que personas como la tía con capacidad de empatía no la juzgaran sino entendieran que había un núcleo que sanar, indispensable perdonar a sus padres dolientes y darse la oportunidad de sacar los recursos propios ante la adversidad.

Muchos pacientes han vivido violencia familiar, situaciones límite. Algunos niños expresan en sus problemas la síntesis de lo complejo de sus historias familiares. Abandonos, secretos familiares de los que no se puede hablar, conductas inexplicables a las que no podían replicar por estar en una situación de dependencia.

Cuanto mas aisladas esten las familias más oportunidad para vivir cotidianamente situaciones arbitrarias en nombre de la autoridad y el silencio exigido a los más débiles.

Muchos profesores, médicos, vecinos pueden sospechar del abuso y la patología por las dificultades que presentan los niños y niñas para relacionarse con personas de su edad, para poder jugar o inclusive para ser flexibles ante rutinas establecidas.

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